Las personas que padecen esta patología muestran una ansiedad y timidez extremas ante situaciones sociales diarias. Experimentan miedo, persistente y crónico por hacer algo que las pueda avergonzar, lo que hace que mantengan esa ansiedad durante días o semanas ante la inminente situación.
Esta fobia puede estar limitada a una determinada situación concreta o puede ser tan amplia que abarque la interacción con todas aquellas personas que no sean de su familia.
Dentro de las manifestaciones físicas que estas personas padecen se encuentran:
- Ruborizarse constantemente y sentir sequedad en la boca.
- Dificultad a la hora de hablar.
- Sudoración profusa, temblores y palpitaciones.
- Falta de concentración que hace olvidar datos que se querían expresar o desorganiza el curso del pensamiento.
Es importante tener en cuenta que el trastorno de ansiedad social es diferente a la timidez ya que las personas tímidas son capaces de participar en situaciones sociales mientras que las que padecen fobias sociales son tan incapaces que llegan a aislarse de la gente que les rodea.
Al llegar a niveles de ansiedad demasiado altos, los pacientes pueden sufrir ataques de pánico durante unos minutos.
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